martes, agosto 22, 2006

La memoria fragil (I)

Se despertó sobresaltado. Solo había silencio, un silencio que por un instante no comprendía, estaba confuso, luego, todo empezó a tener sentido, poco a poco fue recordando . . . .
Tal vez le había sobresaltado un grito, ahora lejano en el tiempo, o tal vez todo lo contrario, vivir ahora sin el. Lo había oído noche tras noche, y ahora le costaba acostumbrarse, le costaba admitir que ya jamás lo volvería a oír de verdad, que tan solo estaba en sus sueños, que se tornaban en pesadillas, noche tras noche, hasta llegar a odiar su cama, a tener miedo de la hora de dormir. No le quedaba ganas, pero sabia que debía descansar algo, no podía pasar otro día con solo tres horas escasas de sueño, tomo otra pastilla, la trago con un poco de agua de un vaso, y cerro lo ojos tratando de concentrarse en algo bello, para tratar de engañarse a si mismo y no volver a pensar en ella, por lo menos, en lo que quedara de noche. La muerte muchas veces es mas dulce que la vida, a veces resulta demasiado tentadora como para no soñar con ella, . . cuando tu día amanece cuando tu bronazepan decide, es difícil saber si estas realmente vivo. Tu café, con tu sertradina, porque si no, todo se torna negro, todo se mueve en torno a lo mismo , como si el tiempo se hubiera detenido, y así es muy difícil no echarse a llorar . . .

No hay comentarios: